miércoles, 10 de marzo de 2010

Siento

Siento, como creo que decía cierta canción, que la vida se me escapa de entre mis dedos, que pasan los días, i mi vida sigue monótona i más aburrida si cabe, no pasan cosas interesantes, salvo algún camión que casi me atropella por la carretera al adelantarme demasiado cerca, pero de eso, ya estoi curado de espanto.

Noto como pasan los años, pudiera estar más arrugado, que no se, i no acumulo experiencias propias de contar a los nietos, salvo aquella vez que me quiso pegar el alcalde en la calle por hablar por la radio -cosa que narraré en otra ocasión, porque es para cuentarla, de cuento-, ó aquella vez que declaré en comisaría (vestido de ciclista) cómo YO repartía publicad por las calles, ó aquella otra que pasando Doña Mencía me granizó sobre la bici, pero apenas eran granizos como granos de arroz. Ó aquella otra qué subiendo por "El Duque" hasta Sierra Nevada, un uno de mayo, me nevó.... Prácticamente la mayoría de las historias en bici, la bici, siento que me acompañará algunos días más.

Siento que me vuelvo más aburrido con el tiempo, más solitario, más huraño, apenas salgo ya de casa, mi cubículo -como diría cierta persona- es casi el único sitio donde me siento agusto, agusto con mi casi obligada soledad.

Siento como las lágrimas llaman a la puerta de mis ojos, pero éstos no quieren abrir para que salgan, i se quedan dentro sin más remedio.

Siento que la vida se me escapa, la vida de las emociones del Carpe Diem ese famoso, i no hago nada por evitarlo, no tengo ganas de hacer nada.

Siento que no siento.

Siempre repetiré la frase de Emilio el portero de Aquí no hai quién viva: "Lo bueno de tocar fondo es que sólo puedes ir hacia arriba." Pero, ¿Dónde está el fondo?

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