lunes, 8 de febrero de 2010

De la vez que hice teatro

Era un domingo del mes de mayo del año dosmilcinco, sastamente el ocho de mayo; el librito de las marchas de la Peña lo guardo cada año.

Aquel año teníamos en la peña cuatro equipos, de unos cinco ó seis componentes medianamente compensados, es decir, en cada equipo había uno que medio andaba algo. Por ejemplo, Paco i Camachito no estaban en el mismo equipo. En cada salida de la peña teníamos un tramo puntuable, en el que la llegada a la parada especificada era una especie de línea de meta, i según iban llegando, iban puntuando. Esto es, el primero -bien fuese uno sólo o un grupo- diez puntos, el segundo nueve.... i así sucesivamente hasta abajo. Así "oficializábamos" nuestros piques, siempre sanos, aunque aquel año, algunos puntos fueron duramente discutidos, i las normas puestas un poco a voleo, sin mucho ton ni son, i cambiadas en plena temporada; como la de que tenía que salir de La Unión -en Montilla- i no desde Castro para poder puntuar en mi caso; vamos que me marginaban por ser extranjero jajaja.

En mi equipo, recuerdo, estaban el Quintero i el Folli, este último el jefe de filas, para el que debía trabajar, i así hacía, pero cuando la carretera se ponía cuesta arriba, me daban alguna libertad (siempre ganada), por andar entonces, algo más en los puertos que el resto de mi equipo.

Sucedió pues, la historia que voi a contar, en la subida a la Ermita de la Virgen de la Sierra en Cabra.
Por alante ya marchaban como casi siempre Camachito i Paco, descolgando creo recordar el primero al segundo.

Algo más atrás viaja YO con el Vila i Juan Carlos. De este terceto tiraba Juan Carlos. YO siempre a rueda de los dos, no tenía motivos para tirar. El Vila era neutral, no estaba en ningún equipo, Juan Carlos sí. YO siempre a rueda de ellos dos. Se me ocurrió la misma táctica que un yanki usó una vez en el Tour aprovechando las cámaras de televisión.

YO hacía insistentemente la goma, me descolgaba, volvía a enganchar.... Pero sobre todo simulaba una forzada respiración, como que iba bastante ahogado. Volvía a hacer la goma. Poco antes de llegar al descansillo, bajé de golpe dos dientes, i a ritmo me fuí. Se me pasó por la cabeza decirles en voz alta: "Voi a probar a ver si os suelto" pero por suerte me contuve. Mi jugada me salió bien, i al llegar arriba había sacado casi un minuto de ventaja a Juan Carlos, el más implicado.

El enfado del susodicho era notable: -"El tonto este me va hacer a mí teatro, de qué me va a hacer el tonto este teatro¡¡. Pero vamos me has soltao porque no he podío, si no te aguanto i otro gallo habría cantado." -"Juan Carlos era mi táctica i tenía que intentarlo, lo siento, pero era mi táctica, i me ha salido bien". Su malestar era notable. Lo noté bastante enfadado, pensé que casi me pegaba, i que no volvería a hablarme más. Ahora con la lejanía que da el tiempo recordamos aquello casi con risas, sobre todo entre otros compañeros -no directamente con Juan Carlos-. Era mi plan i tenía que intentarlo, además el ir a rueda me reservó fuerzas.

De esos cuatro equipos antes referidos, los dos últimos pagaban paella a los dos primeros, para lo cual se puso a primero de año diez módicos euros para dicha comida. Debo decir aquí, sin señalar a nadie, que la paella se hizo, pero YO no fuí invitado, i perdí mis diez euros; no me llamaron siquiera, pero esto ya es historia de otra entrada quizás. Ya no guardo rencor por aquello, pero en su día no me sentó mui bien debo decir.

Ahora Juan Carlos está pasando una etapa de su vida algo regulera, en los últimos meses lo han operado de la espalda, esa que sostiene todo nuestro perfecto cuerpo humano, de la columna vertebral, i está en fase de recuperación. Volverá a montar en bici casi seguro, pero ya no con la intensidad i fuerza de antes. Será foto de la semana bien merecida próximamente en mi página; todos mis ánimos para él.

1 comentario:

uno que te vio dijo...

eres un mostruos