martes, 11 de septiembre de 2012

Memorias de un loco


 SIGO SIENDO CICLISTA


Sigo siendo ciclista. Sí, sigo montando en bici. ¿Todavía? Pues sí hasta yo mismo me lo pregunto, y ya van para ¿quince? años dando pedales. Y ya es vicio, no creo que pueda dejarla. Unos años con más kilómetros, otro con menos, aunque creo que ningún año he pasado de los diez mil (que tampoco son tantos), creo que la media estará en torno a los siete u ocho mil al año.



Explicaba creo en un artículo anterior en esta misma revista, que la bici me ha dado hasta ahora más cosas de las que me ha quitado, que le debo mucho a la bici, y por tanto debo estar agradecido.



Cierto es que a veces (véase la húmeda bajada del Somport por ejemplo) dan ganas de dejarla, que piensas ¿Qué hago aquí? ó cuando los calambres quieren mover la pierna por ti; ó de pronto viene a verte un señor de gran martillo (mesié masó como dice Perico) y te sobran hasta los guantes… Pero los buenos recuerdos prevalecen sobre los malos, los sitios nuevos que conoces (Grazalema, Nerja, Andújar, Monachil…)


Por supuesto me ha dado maravillosos amigos en mi fantástica PCM, Peña Cicloturista Montillana –entre otros sitios- (cicloturismocordoba.com) en la que cada salida de domingo se convierte en un rato más que agradable, a pesar de que la bici, cómoda a veces no es. Y es sufrida, ya lo creo que es.



Este año, tras dos de ausencia por no ser agraciado en el sorteo previo de dorsal (quieren ir más ciclistas que plazas disponibles y toca sortearlas) volví a la QUEBRANTAHUESOS, doscientos cinco kilómetros en el pirineo aragonés –mitad Francia, mitad España- y tenía por tanto una motivación para entrenar, hacer fondo para el Portalet, 29 kms de subida. Pero una piedra se pondría en mi camino –nunca mejor dicho-, el Domingo de Ramos concretamente. En una salida con mi PCM, yendo en pelotón, el de delante –Carlitos- pilló una piedra y cayó, y YO que iba detrás no pude esquivarlo. La avisaron alante, pero a cola, dónde íbamos nosotros, ya no había cobertura… Nos fuimos tres al suelo a una velocidad en torno a los cincuenta por hora; tan sólo me doblé un dedo y algunas magulladuras; consecuencia: cinco semanas sin poder dar pedales. Con el aparatoso vendaje, iba por Castro, (procesión, todo el mundo en la calle) que parecía una feria: ¿Qué te ha pasado, qué te has hecho? Nada, que bajarse de la bici a cincuenta por hora es complicado.



Encima, además de por la caída, no pude entrenar todo lo deseado, no llevaba mucho fondo; así las cosas cualquier objetivo de rebajar tiempo quedaba fuera de lugar. Mi meta estaba este año en volver a DISFRUTAR DE LA BICI en la QH, no maldecir la bajada (suerte que no llovió) del Somport, que los calambres no vinieran a mí, y acabar medianamente entero, para que el güaitlabel con sevená del Corleone, supiera a gloria, como así fue.



Y subí a Sabiñánigo a recordar el ambiente del Portalet, sufrir la bajada del Somport (menos sufrida este año) y a cantar Bob Sponja subiendo la Hoz de Jaca (véase vídeo en el Youtube). Superé mi récord este año, ocho horas y cuarto, pocas veces he hecho más tiempo, pero las fuerzas no daban para mucho más y las ganas de apretar tampoco. Disfruté de la bici en la QH como acostumbro, cocacolita en el Portalet, mis fotos, cerveza en meta…



No todo fue la QH, como ya he dicho antes, muchos domingos con mi querida PCM, un domingo de ellos a Grazalema –con un pequeño cólico incluido- a volver a subir Las Palomas y un calurosísimo puerto del Boyar, dónde aún puedo estar sin agua y sudando… Hubo también un domingo por Rute en su segunda marcha cicloturista; en Pozoblanco –en su sexta edición- volviendo a subir a Obejo… Este año el Caballón lo dejé para los valientes.



De la marcha cicloturista AGUANTACERROS que organiza la Peña Cicloturista Montillana, y de la que soy uno más del comité organizador, poco ó nada quiero contar, porque esta sí que me quita las ganas de estar relacionado con el mundo del pedal… Me cuesta literalmente sangre, sudor, euros y lágrimas, este año sobre todo de esto último. Además de la misma me entero bien poco, sólo nervios. Pero invito a todo castreño a conocerla el año que viene el 26 de mayo, la salida real se da en Castro (salida cronometrada en la Cooperativa del Pan) y debe imponer ver un pelotón de más de doscientos ciclistas en la carretera. YO solamente los veo salir y LLEGAR, “tomo” los tiempos.



Quiero despedirme igual que en mi último escrito aquí en esta revista, sin querer molestar más y ya nos veremos por la feria, con mi video, que seguro repetiré. Y lógicamente con algún que otro güaitlabel con sevená.



Salud y buen pedal.